Química...

Al vestirse tu juventud de ocaso,
nos miramos hoy muy diferente,
en la calle las miradas se cruzaron,
frío el cuerpo, se nos frunció la frente.

Como si nunca nos hubiésemos visto,
libres como dos personas ajenas,
como transeúntes del imprevisto,
nos ardió la sangre en las venas.

Ya no eres la niña mimada del barrio,
tu dormitorio ya no es color palo de rosa,
has crecido con el pasar del calendario,
has crecido, no eres princesa, eres diosa.

Con quince años de ventaja sobre ti,
no distingo bien aquella diferencia,
las miradas se cruzaron hoy aquí,
adornando la pasión de mí conciencia.

Extraño sentir en el borde de la piel,
vibran las caricias en aquel recuerdo,
trato de pensar, de verte niña como ayer,
pero en tus miradas de mujer me pierdo.

Te vi nacer, jugar con aquellas muñecas,
riendo con la inocencia de tu infancia,
te veo aprendiendo andar en bicicleta,
cambiaste de hogar, te alejó la distancia.

Me dices si he olvidado aquel tiempo,
en que siempre a mi lado te refugiabas,
sonríes y desafiando todos los recuerdos,
confiesas, desde ese tiempo me amabas.

Pierdo el norte, me quedo en tus palabras,
se me escapa la memoria al concepto amor,
recuerdo que un día de química hablabas,
de afinidad y de química entre tu y yo.

Tu niñez fue vencida por los años,
mi juventud fue vencida por el tiempo,
hoy perdidos sin querer nos encontramos,
nos reencontramos y aquella química siento...